Hola, el nuevo portal de la confusión mental y revoltura espacial…
http://skailucas.blogspot.com/
Saludos.
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El poder, jajaja….
-¡Con ejemplos, porfavor!
Ok, me refiero al clásico ejemplo visto en las peliculas de: «El Padrino», es decir aquel individuo que de una u otra manera sube o avanza por una jerarquía o estructura organizada y que en su punto de mayor altura controla, ordena y toma las decisiones de toda la estructura en sí.
Por ejemplo, el poder de un dictador en alguna dictadura, o bien el poder de una máxima autoridad de alguna ideología religiosa.
Pero ahora, en síntesis, que posible definición o conjunto de propiedades tiene el individuo con ese llamado y codiciado término del poder?….
Podríamos decir que el individuo con poder cree hacer el bien a toda la colmena no importando los medios, no importando ejecutar a unas pocas o tal vez muchas abejas rebeldes, en una analogía burda con una reyna altamente organizada que controla un panal de abejas.
¿Qué se dice acerca de la típica frase «el poder corrompe»?… en cierta medida el individuo engrandecido de poder remplaza su propia individualidad y sus propios gustos, por la obsesión de mantener el poder y hacerlo más grande, pasando por alto los intereses individuales.
También se dice por el individuo, también puede ser un grupo, que contaba con el poder que al momento de perderlo todo en un análisis de consciencia y en la completa melancolía por su mente pasa la respuesta: «lo perdí todo por ambición, me deje corromper por el efímero poder».
Regreso al hilo de ejemplos extremos, por ejemplo, el individuo «bueno» lleno de poder en vida y en muerte, el clásico ejemplo de la figura de Jesucristo. Perdón a los que sean sensibles a las cuestiones cristianas, simplemente me limito a hacer un divage de opinión.
Jesucristo en su figura de similitud muy similar a la de la esquizofrenia, pareciera intentar luchar contra la fe de un sólo Dios contradictorio, pero más alla, se lucha contra el propio Jesucristo interno y no necesariamente exteriorizado plenamente. Podríamos decir que vio la oportunidad de alcanzar la plenitud del Poder por medio del suicidio, una lástima que la colmena del cristianismo tuviera que sufrir tanto por ser llevada al extremo de la interpretación «literal» de buscar la crucifixión constante en vida «material».
En fin, no somos teólogos, usamos el lenguaje como un mero pretexto para alcanzar la lucidez y dilucidar lo desconocido.
Por ejemplo, el padre con hijos pequeños, tiene el poder o la responsabilidad de la guía, del respaldo, en fin, de la educación de los hijos. Puede haber excesos, puede haber fallas, nadie enseña a ser un buen padre, no interesa, el poder o la responsabilidad existen por unos pocos cuantos años.
Regresando al punto de la definición podríamos decir que el poder se refiere a manejar personas, puede ser, una solamente, tal y como en una relación de pareja de dependencia, o puede ser una nación entera y sumamente radical llevada por el mismo satanizado Hitler.
Además podemos decir que para tener poder, se necesita mucha responsabilidad y muchas obligaciones, además, la fuerza empresarial nos postula en la experiencia que en la medida de lo posible es más conveniente repartir una silla de poder entre un conjunto reducido de más sillas de poder, es decir la tan llamada y anhelada «Executive Board».
En fin, no quiero maldecir el concepto de poder, existe en muchos aspectos de nuestra compleja sociedad y ha jugado roles fundamentales a lo largo de las civilizaciones.
Sin embargo, el hombre consciente de su ser y de su entorno alcanza a vislumbrar, por una luz de brillo si ustedes lo desean, que el hombre es permitido por la naturaleza, ya no digamos por un Dios, y que la naturaleza es la provedora de recursos, en este sentido somos codependientes del entorno.
Bien podría suceder que el entorno mismo nos provea de más cuestiones que el simple y necesario alimento o techo de resguardo. Podríamos decir que el verdadero poder que mantiene al hombre no es el hombre mismo sino una alianza entre él mismo y su entorno.
Es muy cómodo pensar en la noción de libertad, al hombre le provee de entera satisfacción, sin embargo, la experiencia nos dicta que la naturaleza es «cruel» y que no cuenta con valores o principios antropomorfos.
Y no digo que los árboles o la selva tengan interés en dominar a todos los presidentes democráticos existentes, jajaja, me refiero a todo el conjunto del entorno, lo visible: el ecosistema, lo medio desconocido: las psiques, y además todo lo que no alcanzamos a percibir por ser seres humanos limitados en cuanto a percepción de la realidad se refiere.
Entonces a modo de conclusión por no contar con más información: me parece que el poder es muchas veces sobrestimado, sino, simplemente confundido con el hecho de querer controlar y nada más.
Y ya para finalizar, habría que decir que si somos lo suficientemente arrogantes o indiferentes para percibir un conglomerado social distribuido, en su mayoría, sobre una piramide social de dos dimensiones, entonces, deberíamos de ser lo suficientemente humildes para poder concebir la misma piramide pero en una mayor cantidad de dimensiones, aunque no seamos siquiera capaces de ver las otras 3 caras de la mencionada piramide en tan solo tres dimensiones.
¿Será lo anterior cuestión de fe?… queda a la consideración del prudente lector.
Suerte y Gracias.
Debo admitir que los comportamientos humanos son algo extremadamente complejos, aparentemente en esta «tardía» edad del conocimiento, claro que hay cientos de autores intentando desenfrenadamente descifrar el enigma mental y a la par cientos de individuos que valientemente y sin intención rompen con las reglas y/o teorías del pensamiento.
Remitámonos a los ejemplos de la temprana edad, un niño, se comporta con ciertos esquemas mentales que parecieran ir en «hardwired» desde la concepción, por ejemplo, el juego, la envidia, el berrinche, la necedad, la pelea, etc…, comportamientos tal vez de autodefensa y de supervivencia heredados por medio de la evolución, y a la vez comportamientos que en la vida adulta cobran el disfraz de la inseguridad traducida en el clásico «error de juicio».
¿Qué quiero decir?, ¿qué los comportamientos humanos son una gama mejorada y madurada de los comportamientos de la infancia?….. a mí no me parece tan fácil la cuestión que intentamos tratar.
Es innegable, el hecho de que la inmadurez es muy parecida al «berrinche» de la infancia, y sin embargo, el adulto que madura en esencia se comporta de una manera muy diferente, para los que llegan a ser padres, cuentan con la oportunidad de aprender de una nueva manera los comportamientos humanos, el de la crianza por ejemplo, y no digo que el hecho de procrear provea al padre de comportamientos de crianza ya por sí maduros, no es tan fácil la tarea del ser padre.
Sin embargo, el padre que aprende de los hijos para proveer de una mejor calidad de crianza, se comporta de maneras mucho más elaboradas en cuanto a comportamientos, actitudes y enseñanzas.
El padre consciente, ve en el hijo ciertos reflejos de él mismo, algo ciertamente maravilloso, y ya sea por aprendizaje del niño conciente o inconciente, o ya sea por información genética de alta calidad, o simple y llanamente un misterio más de la naturaleza, los hijos se crean como una transformación en miniatura y de procesos muy elaborados de los padres mismos.
Tal vez sea que con esta maravillosa prolongación de la especie, el hombre, al mirarse en un espejo de carne y hueso ante su propia creación, es que active mecanismos ocultos de pensamiento y se produzcan nuevos comportamientos de madurez y de reflexión ajenos a los primitivos primos de la niñez.
Se dice que la especie humana en promedio vive entre 60 a 80 años, justos los necesarios para poder observar, en algunos casos, hasta 3 generaciones. Podríamos seguir con la anterior línea de pensamiento y ver un salto análogo en la transformación de padre a abuelo en cuanto a comportamientos.
Y es que el abuelo ve al nieto, como al hijo en miniatura, es decir, la realidad se transforma en algo aún más complejo, de naturaleza fractálica, pero a la vez la vida misma se impregna de cierta coherencia tranquilizadora y de cierta naturalidad de paz fluida, se concibe la vida altamente caótica y compleja de una manera realmente alivianada.
El clásico ejemplo del abuelo lleno de amor y bien consentidor de los nietos, ferviente de contarles todo tipo de historias, cuentos y leyendas, llenas de detalles y maravillas aunque no necesariamente del todo verídicas, jeje, pero que guardan secretamente conocimientos, verdades y sabidurías, y que son sólo visibles para los ojos viejitos llenos de bondad, ingenio y profundidad, y que además van cargando con una gran bolsa personal de mañas y artimañas, aunque casi todas siempre bien logradas en cuanto a la intención de recibir la recompenza necesaria de afecto y de cariño.
En rápica conclusión, la vida en sus diferentes transformaciones: nacimiento, crecimiento, reproducción, maduración y muerte, va de la mano con sus propios mecanismos de activación y transformación de comportamientos y conductas; mientras mas vasta se la experiencia, habrá mayores comportamientos, mientras más estímulos tenga habrá más conductas, y de la misma manera con mejores experiencias, mejores comportamientos, y con mejores estímulos, mejores conductas.
Y ya para finalizar, la complejidad de la realidad dependerá del observador y no de la realidad por si misma.
Muchas gracias y buena suerte.
Una y otra vez, me surgen en la mente fragmentos de diálogos con alta cantidad de efusividad pero carentes de calidad psíquica, una a otra y va de regreso, fragmentos del estilo: «pero, tú qué hubieras hecho?»…. «lo encontre en la cama con la vieja esa!», la intención dramática y el respaldo incondicional van implícitos, infinidad de diferentes tipos de historias del tipo: enojo y furia, celos en descontrol y locura momentánea, en este orden preciso.
Oigo clarito el caso del abogado: mi clienta sufrió de locura momentánea y disparo dos tiros certeros, al encontrar en lujo de adulterio al marido de 10 años de compromiso marital con la hermana de la acusada, por lo tanto exijo se remplaze la pena de muerte, por una pena mínima de un par de años en una clínica de rehabilitación por el daño psicológico que causo el terrible evento en la frágil mente de la mujer acusada, que naturalmente sufre como cualquier otra mujer por los celos justificables ante una infidelidad de tales proporciones.
Y se justifica de una u otra manera, con ejemplos, con vivencias, con parafernaleas, con mitos, etc…, todo para hacer creer, al ingenuo espectador varón, que los celos forman parte del repertorio de cualquier mujer normal, adulta, sana y profesionista.
Y bueno no digamos los casos en el género masculino, en México, tenían o siguen teniendo cabida en la acepción de machismo. Tachado en la actualidad como un defecto, afortunadamente cada vez más en desuso por las nuevas generaciones.
Es decir, los celos aparecen pareciera en los dos géneros aunque de manera e intensidad distinta, me sobresalta a la vista el hecho de que en el sentido femenino sean considerados virtudes de mecanismos defensa.
Realmente qué es lo que provoca molestia, la infidelidad?, el sexo?, no será que el engaño es el que desata el malestar, es decir, se necesita confianza, se necesita compartir, se necesita afecto, y más ingredientes para llevar a cabo una relación, se involucran sentimientos, es normal, que haya indignación al recibir de premio un engaño, habría que saber canalizar de alguna buena manera la emoción del coraje, furia u odio. Todo esto me parece normal, lógico y hasta sano desde un punto de vista de liberación del ser, la conclusión pueda ser romper la relación o buscar algo diferente, dependerá del caso y de la gravedad.
Aquí todo va bien, dónde es que entran a jugar los celos, y es que son de una naturaleza tan ilógica, y rompo tajante con cualquier argumento que me diga: «es que no eres mujer», eso sólo me reafirma más la creencia de que los celos van ligados con procesos biológicos y de índole evolutivos, y que forman parte de la quintaesencia de la mujer, a continuación muestro un escenario referente, a propósito de lo anterior.
Digamos, hipotéticamente, que en la antiguedad una mujer de las cavernas deseaba ser ella la mujer elegida en conseguir la mejor descendencia por puro instinto femenino, entonces, imagino, debió existir una lucha constante por atraer a los hombres, venidos de las cavernas, y no sólo eso, de acaparar la mayor cantidad de mejores hombres, los más aptos y los más fuertes, para poder con todo esto felizmente procrear y cumplir así los mandatos o expectativas del instinto femenino, nuevamente de creación y transformación dentro de las oscuras cavernas. Ya no digamos del instinto altamente protector de celo de todo el proceso de gestación y de protección del nuevo crío logrado, ante condiciones sumamente precarias y de condición cavernícolas.
Es curioso que los celos como proceso de protección y autoprotección sigan vigentes por la misma comandanta evolución, y bien fácil podría ser que al activar el interruptor del celo, se activa además una sobrecarga de actividad altamente neuronal, capaz de proveer a la mujer de mayor capacidad cognitiva para la defensa del hombre y de sus genitales suertudos en cuestión.
Es decir, bien podría ser que los celos antecedan algún tipo de elevación psíquica y sobrestimulación de glándulas, de tipo momentáneo, que permea de mayor nivel de consciencia, de mejor capacidad hormonal, y de mejor suerte, para determinar acerca de las verdaderas intenciones de las supuestas rivales del mismo género, algo así como «montar en la armadura».
Ante todo esto, es obvio que las mujeres, en su mayor totalidad, respalden el concepto del celo bien fundado, pero por supuesto ya que esto les proveerá de una cierta dosis de «iluminación temporal», se producirán toda clase de endorfinas, adrenalina, etc.., y además se estará velando por los intereses de la mujer en cuestión, sino es que, de toda la humanidad en general.
En conclusión: «seamos altamente codependientes de manera natural al sentido del celo bien fundado y de funcionalidad evolutiva, todo esto se justifica con el único fin de lograr una mejor calidad de especie: una raza humana superior!».